• Se facilita a los estudiantes una herramienta que les permite ejercer su derecho a saber los peligros de los productos químicos con los que va a trabajar.
• Contribuye a mejorar la calidad de la enseñanza, al fomentar el hábito de informarse de los peligros de los productos químicos antes de empezar a trabajar.
• Disminuye el riesgo de accidentes en el laboratorio.
• Al estudiante: no le demanda una inversión de tiempo importante e incluso lo puede realizar desde su propia casa.
• Al docente: es sencillo de implementar y no requiere modificar el contenido ni la duración de las clases prácticas.